Os adelanté hace un par de entradas que en Irán, por desgracia, comprobé que Vita no era la única que iba a salir con cicatrices de este viaje. Esta es la historia de la mía.
Era el primer día que viajaba con Goyo y el camino se puso pronto cuesta arriba. Ya comenté que él iba más rápido que yo y, con la carretera empinándose, se me alejó pronto. En algún momento en todos mis viajes he practicado el “arrastring”, que no sé si tiene un término oficial, pero es como yo llamo a aprovechar que te adelanta un camión (tractor o similar) que no va a mucha velocidad, agarrarte a él y dejar que te arrastre durante un rato. Ese día lo hice por primera vez en este viaje….y no fue precisamente el mejor “arrastring” de mi vida:
Pasa un camión que va suficientemente lento a mi lado y aprovecho para engancharme. El camión transporta una gran estructura de hierro alargada y, detrás del mismo, un coche empieza a pitar en cuanto me engancho. Al principio no sé muy bien si es alguien que me está saludando (mucha gente tiene la costumbre de pitar cuando me adelanta), animando o riñendo. El coche insiste con sus pitidos cada poco, así que prefiero no girarme, intuyendo que puede ser uno de esos coches que van detrás de los camiones con carga pesada escoltándolos. Adelanto a Goyo muy feliz con un “vaaaamos Goyo!!!”pero, a los pocos metros, el camión, creo que alertado por los pitidos del coche, empieza a arrimarse hacia el andén. No estoy en el ángulo de visión del conductor y no puedo avisarle de que me está acorralando. Me suelto enseguida y freno para intentar que el camión me adelante cuanto antes mientras, con mucha tensión, me voy arrimando al guardarrail, cada vez con menos espacio.
De repente, algo me golpea justo encima de la cabeza quitándome el sombrero y, al instante, noto un fuertísimo golpe en la espalda que me tira al suelo dejándome aturdido unos segundos.
No entiendo lo que ha pasado, hasta que levanto la cabeza y veo que el camión tiene, en la parte de atrás, unas barras que sobresalen por los laterales y que son las que me han noqueado.
Me cuesta incorporarme por el fuerte dolor. Llega Goyo con cara de preocupación, le enseño la espalda y me dice que tengo un buen golpe. Me siento un rato a recuperarme, tanto del golpe como del shock. Es raro pero, aparte de la herida en la espalda, no tengo ni un rasguño en mano, codo o rodilla, como suele ser normal cuando te caes de la bici. Creo que el golpe ha sido tan seco que no ha dado ni para que me arrastrara por el suelo. Por otra parte, tal y como le comento a Goyo esa noche, he tenido suerte a pesar de todo: Si hubiera ido un poco más erguido la primera barra me habría golpeado la cabeza y, sin duda, las ruedas del camión han pasado muy cerca tanto de mi como de Vita.
Estamos ahí un rato cuando vienen el camionero y el conductor del coche para ver cómo estoy. Les digo que ha sido culpa mía y se ofrecen a llevarme a un médico pero, aunque el golpe sigue doliendo (y está claro que lo hará durante varios días), creo que no es para tanto y les digo que no. Tras un buen rato volvemos a ponernos en camino. El camión sigue parado en una vía de servicio que hay unos metros delante y veo mejor las barras que lleva en la parte de atrás, claramente son las que me han golpeado porque tienen la misma forma que mi herida.
…..y ya sé que os quedaríais más tranquilos si os digo que es la última vez que lo hago pero no, ya lo he vuelto a hacer un par de veces….eso sí, desde ese día, siempre miro detrás antes de engancharme y, por si acaso, lo hago siempre al final del camión para poder soltarme con facilidad si le da por arrimarse al arcén.
El «pequeño toque» en la espalda.
No me quedaron muchas ganas de pillar la cámara y hacer fotos, lo intenté desde una pequeña cámara que llevo en el manillar pero solo pude captar la primera barra que fue la que me quitó el sombrero.
Y para que esta entrada no hable solo de desgracias os dejo algunas curiosidades de Irán que pude observar durante los dos meses que pasé allí:
Curiosidades de Irán:
La gente quiere comunicarse contigo! Aunque solo sepan 3 palabras se acercan a ti para decirlas y muchas veces, al pasar por un pueblecito, escuchaba una retahíla de todas las que se sabían “hello!, welcome!, good bye!, I love you!”, otras veces me preguntaban “do you speak english?” y, cuando decía que sí, ellos respondían “ok” y se iban sin decir nada más. Otra que me hizo mucha gracia es un chico que se me acercó, dijo “hello!”y se notaba que estaba pensando para decir algo más….tras unos segundos me suelta “what time is it?” y estoy seguro que ni siquiera entendió mi respuesta.
Los iraníes aman los selfies! Nunca me habían parado tantas veces con la bici (y espero que ningún país lo supere) para hacerme una foto. Con Vita lo entiendo, pero también me pasó muchas veces después andando sin ella. Luego, prácticamente sin excepción, me preguntaban si tenía instagram, una pena que no lo tenga porque tendría miles de seguidores ahora 😉
Irán es el país con mayor numero de rinoplastias hechas al año….este es un dato que escuché y que ni he comprobado ni voy a perder tiempo haciéndolo, pero vi a muchísima gente con tiritas o pequeñas vendas cubriendo la nariz y es que, por lo q también escuché, en este país operarse la nariz es un símbolo de status y la gente se deja las tiritas más tiempo del necesario para que más gente sepa que se ha operado.
En cuanto a hospitalidad, había escuchado que Irán es el país más hospitalario del mundo y yo, de los que he visitado, puedo decir que es cierto. Y lo es hasta puntos exagerados. No es que te inviten a un té o a comer, es que te acaban de conocer y desde ese momento parece que su mundo gire alrededor tuyo. Me eché unas buenas risas con Goyo que, cuando se nos juntaba alguno y parecía que para él no había otra cosa en el mundo más que mirarnos a nosotros, , de vez en cuando soltaba (en español para que no le entendieran, claro)un “¿y tú que planes tenías para hoy?” “¿ibas a algún sitio antes de encontrarnos?” que siempre me hacía reír.
En los trenes, y en algunos autobuses, hay zonas separadas para hombres y mujeres. En realidad hay zonas separadas para mujeres, estas pueden elegir si suben en esas zonas o con los hombres. Los hombres no pueden subir en las zonas reservadas para mujeres.
En las zonas mas conservadoras del país hombres y mujeres no pueden ni siquiera tomarse de la mano en publico aunque sean pareja y está prohibido tocar a una mujer que no sea tu pareja. En las ciudades principales si y, de puertas a dentro, las mujeres enseguida se quitan el velo que llevan y lucen orgullosas su pelo.
Me llamó la atención cuánto curran las mujeres. El hombre te invita a su casa pero es la mujer la que sirve el té, recoge las tazas, prepara la cena, la recoge y frega mientras el hombre se dedica al invitado. A mi esto me hacía sentir incómodo y fue una de las razones por las que acampé mucho en este país.
Los iraníes tienen un superpoder: pueden aguantar muchísimo sin mear!! La primera vez me pilló de sorpresa en un bus, me estaba despidiendo de mi anfitrión ates de subir y no fui al baño. Intenté ir un par de veces en las que el autobús paraba para que subiera gente pero el conductor parecía tener prisa y nunca me dejaba. Al final, tras más de 3 horas aguantando y con la vejiga a punto de reventar, aproveché para salir corriendo sin darle tiempo a que me dijera que no. Al volver empezó a reñirme pero me fue fácil explicarle por gestos que era esa huida o mearle dentro. La segunda vez que tomé un autobús no solo fui al baño antes sino que bebí poquísimo esa mañana…y menos mal que lo hice, porque el viaje duró 7 horas y el autobús no paró ni una sola vez!!!