Tengo que admitirlo, en realidad no tengo proyecto. Me cansé de ellos trabajando como ingeniero y me suena hasta mal ese nombre.
La idea es tan simple como hacer lo que me gusta, que es viajar, como me gusta, en bicicleta, y sin una fecha de vuelta definida, para poder hacerlo sin prisas.
El objetivo no es otro que disfrutar de todo lo que me ofrece el camino y cosechar sonrisas mientras lo recorro (con la ayuda de la particular geometria de mi bici, una «tall bike»)
Empezaré por la ruta de la seda, luego quiero recorrer el sudeste asiático y, cuando llegue ahí, ya renovaré planes para ver por dónde sigo o como vuelvo.